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Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

Lunes, 25 Enero 2021 00:00

FIESTA DE LA CONVERSIÓN DE SAN PABLO, APÓSTOL—25 de enero

R. Aleluya, aleluya.
Yo los he elegido del mundo, dice el Señor,
para que vayan y den fruto, y su fruto permanezca.
R. Aleluya.
(Jn 15:16)

La conversión de San Pablo es tan importante en la vida de la iglesia primitiva que los Hechos de los Apóstoles tienen dos relatos del evento. San Pablo es un poco más circunspecto. En la primera carta a los Corintios, cuando otros han cuestionado la afirmación de Pablo de ser apóstol, Pablo simplemente pregunta: "¿No he visto a Jesús nuestro Señor?" La conversión de San Pablo se celebra con gran fanfarria en Roma. En la Fiesta de la Conversión de San Pablo, el Papa normalmente celebra la Misa en la Basílica de San Pablo Extramuros. Cuando mi mamá y yo visitamos Roma en enero de 1989, asistimos a la Misa papal de tres horas en la Basílica, y mamá conoció al Papa Juan Pablo II por segunda vez. La Misa comenzó a las 6:00 pm. En la homilía, se colocó una silla a unos dos metros delante de mi madre sentada en su silla de ruedas, y el Papa predicó desde esa silla. Predicó 30 minutos en italiano con su acento polaco. No hace falta decir que mi mamá se quedó dormida, pero cuando empezó a roncar, ¡tuve que darle un codazo!

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