Luego vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra habían desaparecido y el mar ya no existía.
También vi que descendía del cielo, desde donde está Dios, la ciudad santa, la nueva Jerusalén, engalanada como una novia que va a desposarse con su prometido.
(Apoc 21:1-2)
¡Que visión . . . un cielo nuevo . . . una tierra nueva . . . un nuevo nosotros . . . algo que anhelar!