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Y al tomar el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron ante el Cordero, con sus cítaras y sus copas de oro llenas de incienso, que significan las oraciones de los santos. Y se pusieron a cantar un cántico nuevo, diciendo:
“Tú eres digno de tomar el libro
y de abrir sus sellos,
porque fuiste sacrificado
y con tu sangre compraste para Dios
hombres de todas las razas y lenguas,
de todos los pueblos y naciones,
y con ellos has constituido un reino de sacerdotes,
que servirán a nuestro Dios y reinarán sobre la tierra”.
(Apocalypse 5:1-10)

¡Guau—que visión del Cordero! Y también un cántico NUEVO. Cuando estudiaba en la Universidad Vanderbilt, yo ayudaba en una parroquia. Celebraba la Misa de las 7:00 am todos los domingos. Había un diácono para ayudarme . . . pero NO música. El diácono me dijo: “Padre, esta es la Misa callada”. Pues, no quería celebrar Misa sin música . . . pero lo acepté . . . hasta el domingo de Pascua. Entonces le advertí al diácono que íbamos a cantar aunque a solas. Y cantamos mucho y la gente asustada. Las personas que quieren un cielo callado van a ser decepcionadas. ¡En el cielo habrá mucha música . . . y con NUEVOS cánticos para aprender!