Imprimir

Luego, dirigiéndose a la multitud, Jesús les dijo: “Si alguno quiere acompañarme, que no se busque a sí mismo, que tome su cruz de cada día y me siga. Pues el que quiera conservar para sí mismo su vida, la perderá; pero el que la pierda por mi causa, ése la encontrará. En efecto, ¿de qué le sirve al hombre ganar todo el mundo, si se pierde a sí mismo o se destruye?” (Lc 9:22-25)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/021524.cfm
Al comienzo de este viaje de la Cuaresma, el Señor es muy claro sobre lo que está en juego. Viajando solos pronto nos perderíamos. Pero el Señor nos da buenos compañeros de camino y nos recuerda que el viaje vale la pena.