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Los que se dejan guiar por el Espíritu de Dios, ésos son hijos de Dios . . . si somos hijos, somos también herederos de Dios y coherederos con Cristo, puesto que sufrimos con él para ser glorificados junto con él. (Rom 8:12-17)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/103023.cfm
Ser “guiados por el Espíritu de Dios”. . . nos ayuda a comprender la imagen que el Concilio Vaticano II propuso para la iglesia: la iglesia como Pueblo Peregrino de Dios. Un pueblo peregrino es un pueblo en marcha . . . como dijo el mismo Jesús: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”. Y es el Señor quien nos invita: "Vengan, síganme".