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Jesús dijo a la multitud: "Nadie enciende una vela y la tapa con alguna vasija o la esconde debajo de la cama, sino que la pone en un candelero, para que los que entren puedan ver la luz. Porque nada hay oculto que no llegue a descubrirse, nada secreto que no llegue a saberse o a hacerse público. (Lc 8:16-18)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/092523.cfm
"Mi pequeña luz . . . ¡tiene que brillar!” no es sólo para niños. Es un desafío para todos nosotros: no permitir que nadie (¡incluidos nosotros mismos!) oculte la llama de la fe que arde intensamente en nuestro corazón y en nuestra vida.