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Jesús replicó: “No saben ustedes lo que piden. ¿Podrán beber el cáliz que yo he de beber?” Ellos contestaron: “Sí podemos”. Y él les dijo: “Beberán mi cáliz; pero eso de sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; es para quien mi Padre lo tiene reservado”. (Mt 20:17-28)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/031622.cfm
Jesús no está hablando de beber de un “cáliz” de oro colocado en un altar adornado con un hermoso mantel de lino fino . . . Jesús está hablando de la copa de su sufrimiento. Y como dijo San Juan Crisóstomo, Dios no quiere cálices de oro, más bien corazones de oro.