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Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

Miércoles, 18 Marzo 2020 06:57

MIÉRCOLES, WEEK III de la CUARESMA

Salmo 147

R. Glorifica al Señor, Jerusalén.
Glorifica al Señor, Jerusalén;
a Dios ríndele honores, Israel.
El refuerza el cerrojo de tus puertas
y bendice a tus hijos en tu casa.
R. Glorifica al Señor, Jerusalén.
El mantiene la paz en tus fronteras,
con su trigo mejor sacia tu hambre.
El envía a la tierra su mensaje
y su palabra corre velozmente.
R. Glorifica al Señor, Jerusalén.
Le muestra a Jacob su pensamiento,
 sus normas y designios a Israel.
No ha hecho nada igual con ningún pueblo,
ni le ha confiado a otro sus proyectos.
R. Glorifica al Señor, Jerusalén.

Algunos confunden la Jerusalén terrenal con la Jerusalén celestial, nuestra madre.  Pero la enseñanza de la Biblia es muy clara--lo que esperamos es la Jerusalén celestial, como dice la Carta a los Hebreos: Ustedes se han acercado al monte Sión, y a la ciudad del Dios viviente, la Jerusalén celestial, y a muchos miles de ángeles reunidos para alabar a Dios (Heb 12:22). Y también la visión del Libro del Apócalipsis: Después vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra habían dejado de existir, y también el mar. Vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo, de la presencia de Dios. Estaba arreglada como una novia vestida para su prometido (Apóc 21:1-2).

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