Jesús les contestó: “Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no tendrá hambre y el que cree en mí nunca tendrá sed”. (Jn 6:24-35)
Jesús, el Pan de vida que satisface los más profundos apetitos de la familia humana. El que nos prepara una mesa para que nunca tengamos hambre, nunca tengamos sed.