Ya no son ustedes extranjeros ni advenedizos; son conciudadanos de los santos y pertenecen a la familia de Dios, porque han sido edificados sobre el cimiento de los apóstoles y de los profetas, siendo Cristo Jesús la piedra angular. (Efe 2:19-22)
Recuerdo ese viejo y maravilloso himno: ¡Qué Firmes Cimientos! Nuestros cimientos firmes son la fe de los apóstoles, la fe de Pedro y Pablo, la fe de Tomás.